
Mujeres vestidas con coloridos saris, curris y rotis en todos los restaurantes y películas de Bollywood en los videoclubs. Una de las cosas que primero te llamará la atención es la gran influencia india en Fiyi. Fue en 1879 cuando el primer barco con trabajadores de India llegó a las islas, traídos como mano de obra barata por el gobierno británico para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar.
La inmigración cesó en 1930, pero los indios habían llegado para quedarse. Hoy casi la mitad de la población es indo-fiyiana y ya hace tiempo que no sólo se limitan al trabajo de campo. Si bien viajando por el país no vas a notar tensión entre fiyianos e indo-fiyianos, existe cierto remordimiento por parte de varios grupos llamados “nacionalistas”, quienes sienten que su tierra fue invadida. Esto dio lugar a tres golpes de estado desde 1980.
Son los indo-fiyianos los comerciantes, los que manejan los transportes y los que tienen el capital, pero los fiyianos son los dueños de las tierras y los que cuentan con el poder. Generalmente las relaciones entre ambos se limitan al ámbito comercial, donde los indo-fiyianos acusan a los fiyianos de vagos y éstos acusan a los otros de materialistas.
Como en todo el mundo, también están los chinos, quienes parecen haber sido teletransportados desde algún rincón de su China natal y nunca se enteraron. En la mayoría de los casos tienen restaurantes. El “bula” no funciona con ellos, como tampoco funcionan muchas otras palabras en inglés, a pesar de ser el idioma que utilizan para sobrevivir en estas tierras. Para estrechar lazos cuentan con empleadas fiyianas, que además de cumplir su función de camareras, actúan como interpretes.
Fuente 1
Fuente 2
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